La identidad se va formando desde el nacimiento, la familia apoyará al niño en la interpretación de sus reacciones, comportamientos y rasgos de carácter, este intercambio llevará al niño a proyectarse en una imagen futura de sí mismo. Sin embargo, el niño no es directamente consciente de su identidad; sólo gradualmente, con la percepción de su cuerpo y las interacciones en su entorno, adquiere un verdadero sentido de sí mismo.
Seguramente te reconoces repitiendo frases o actos que de niño veías en tus padres: ¿Te crees que soy el banco de España? Ya verás cuando se entere tu padre. Como vaya y lo encuentre.
Estas son una muestra de algunas cosas que hemos oído de niños y luego les repetimos a nuestros hijos. Adoptamos actos repetidos, que hemos visto en nuestros padres y sin darnos cuenta, también copiamos. Gestos, maneras de hacer ciertas cosas. Pero no solamente nos vamos moldeando según lo que hemos cosechado de nuestros progenitores, a esto se sumarán los maestros, los amigos, todas las personas que se van cruzando en nuestro camino y van aportando ese modo de hacer y creer que en nuestra época adulta construirán nuestras creencias limitantes. Dejamos de ser un cristal transparente para convertirnos en un cristal empañado por todas estas conversaciones que se fueron instalando en nuestro interior a lo largo de nuestra vida.
El coaching te invita a tomar conciencia y hacer un reset, comenzar con el cristal limpio para de construir esa falsa identidad que se fue creando en ti y de la que probablemente no eres consciente, para encontrar ese que realmente Eres.
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